sábado, febrero 24, 2007

FILOSOFÍA DE LA VIDA: Resumen repaso

FILOSOFÍA DE LA VIDA: NIETZSCHE (Resumen repaso)


1.- Panorámica del pensamiento a finales del siglo XIX
a.- En la panorámica científica, siguiendo el modelo positivista, se considera a la ciencia como saber absoluto y único modelo de conocimiento.
b.- En la panorámica filosófica se valoran otros aspectos y visiones de la realidad que no había tenido en cuenta el positivismo (historicismo, pragmatismo, filosofía de los valores, etc.).
c.- La corriente de pensamiento que tuvo más importancia fue la denominada “filosofía de la vida”, cuyos representantes más significativos fueron Schopenhauer y Nietzsche.
d.- Schopenhauer predica la renuncia de la voluntad de vivir, mientras que Nietzsche defiende la voluntad de poder sin límites.

2.- La filosofía de la vida (síntesis)
a.- Es una corriente del pensamiento que reacciona en contra de la absolutización de la ciencia realizada por el positivismo.
b.- Considera que la “vida” es más importante que cualquier teoría (materialista, espiritualista, biológica, metafísica, etc. ), sistema o especulación.
c.- La vida como principio vital no se puede reducir a un proceso químico del organismo
d.- Concibe al conocimiento como racional y éste se adquiere a través de la realidad última que es la propia vida (valor supremo).

3.- La filosofía de Nietzsche

3.1.- La voluntad de poder (Ideas básicas)
a.- La vida es un devenir que no ha llegado a su culminación. La vida tiende a afirmarse y engrandecerse; tiene voluntad de poder, de ser señor.
b.- Partiendo del estudio de la tragedia griega en la que el ideal apolíneo (el orden, la armonía, la belleza, el equilibrio) guarda un equilibrio con el ideal dionisiaco (embriaguez y fuerzas primarias de la vida) afirma que la actividad apolínea, representada en Sócrates, no sólo mata la tragedia sino que también instaura el camino de la represión de la vida (sufrida por la cultura europea posterior).
c.- El valor absoluto es la vida. No tenemos otra representación del ser que no sea el hecho mismo de vivir.
d.- La vida está por encima del ser humano y partiendo de principios darwinianos defiende la evolución misma, es decir, la lucha por la supervivencia del más fuerte.
e.- La vida es voluntad de poder, cuya finalidad última es la creación de seres superiores.
f. La voluntad se concibe como algo “no libre” y dependiente del instinto. Sólo las voluntades fuertes pueden controlar los impulsos elementales bajo el imperio de la pasión con el objeto de desarrollar la voluntad de poder que se extiende al universo entero. Toda fuerza es una manifestación de poder y una representación del mundo.
g.- Las voluntades débiles están abocadas a la anarquía interior y a la obediencia servil.
h.- La moralidad de los esclavos (valores de índole cristiana, social, moral, científica, filosófica, etc.) atenta contra la evolución y la vida misma ya que intenta reprimir las fuerzas creadoras de la vida.
i.- Nietzsche aboga por la moral de los señores, es decir, la del ser humano fuerte y superior que solo se atiene a su voluntad de poder.

3.2.- El superhombre y el eterno retorno (Ideas básicas)
a.- El superhombre es un hombre en el que la voluntad de pod0er es real y en el que sobreabundará la vida convirtiéndose en el creador del valor de valores.
b.- El superhombre tiene una vitalidad agresiva, dura y sin piedad con los débiles; no hay nada que se le resista.
c.- El superhombre es el sustituto de Dios. Así lo expresó el propio Nietzsche: “Dios ha muerto, hagamos que viva el superhombre”.
d.- La historia nos ha ofrecido hombres que se acercan al ideal de superhombres como Lutero, César, Napoleón, Alejandro Magno, etc. El superhombre, en esencia, ha de poseer libertad absoluta; ha de ser creador de valores y por último ha de ser legislador inapelable.
e.- El señor (superhombre) es afirmación vital y proyección de futuro, el esclavo, en cambio, es supervivencia, conservación del pasado y presente.
f.- En las 3 fases de transformación del superhombre, el camello es el superviviente del pasado; el león es el hombre superior que aniquila al mundo herido de muerte; al superhombre se le representa como un niño (inocencia del niño que está más allá del bien y del mal).
g. La única realidad es la vida en devenir (cambio permanente), pero por medio de la voluntad de poder convierte la mortalidad del hombre en la inmortalidad del superhombre.
h.- El superhombre se identifica estoicamente con el destino y se apega a la vida que “retorna” eternamente.

LA FILOSOFÍA DE LA VIDA

EL VITALISMO DE NIETZSCHE (BLOQUE 9)

1.- El siglo XIX: Corrientes filosóficas que influyen en Nietzsche
- El positivismo
- El evolucionismo
- El vitalismo
2.- Biografía y obras de Nietzsche.
- Principales etapas de su pensamiento
3.- El vitalismo de Nietzsche
- La vida se vive no se entiende: Dionisos y Apolo
4.- Crítica a los valores de la cultura europea:
- Moral
- religión
- Filosofía.
5.- La muerte de Dios
- Significado de esta expresión
- Una nueva jerarquía de valores
- Moral de señores y moral de esclavos
- El superhombre.
6.- La voluntad de poder
- El nihilismo
- El eterno retorno

1.- El siglo XIX: Corrientes filosóficas que influyen en Nietzsche

La segunda mitad del siglo XIX se caracteriza, socialmente, por un conjunto de grandes cambios que a partir de entonces se van a cons­tituir en los principios de la civilización occidental. A lo largo de es­tas décadas se suceden diversas crisis que desembocan en una pro­funda crisis social y que afectarían a todo lo que hasta entonces se consideraba plenamente cierto y estable. Por esta razón, la sociedad de la Europa Occidental se vio obligada a buscar nuevas bases, nue­vas respuestas a las incógnitas que se planteaban en el seno de la cul­tura.

En este contexto de efervescencia cultural, en la Europa Central se producirá un intento de renovación de la cultura centrada en la afir­mación fundamental de la vida como principio básico. Esta afirma­ción de la vida quiere ser la superación de la crisis planteada en este siglo. Esta nueva orientación filosófica se conoce con el nombre de vitalismo, y se centrará en la vida y en los valores vitales, subordi­nando lo racional a lo vital.

Los grandes sistemas filosóficos que se desarrollaron en el siglo XVIII y en la primera mitad del siglo XIX (idealismo, materialismo o positi­vismo) pretendían, en líneas generales, construir un orden individual (ética) y un orden social (política). Los presupuestos metodológicos de estas corrientes de pensamiento consistían en la firme creencia de que el hombre feliz y libre sólo es posible en una sociedad justa y or­denada. Para el marxismo, los avalares y desgracias de su época (tam­bién la revolución) se justificaban a partir del inevitable advenimien­to de una sociedad nueva surgida de un hombre nuevo. Por un lado, el evolucionismo de Darwin pondrá al descubierto los principios de la evolución, que conducen a la teoría de la selección natural por me­dio de la lucha por la existencia y la supervivencia del más fuerte, lo cual implica la idea de que la vida no está sometida a ningún tipo de finalidad o teleología. Por otro lado, el utilitarismo de Stuart Miller y el historicismo de Dilthey apelan al equilibrio entre la sociedad y el hombre: sólo la búsqueda de lo que es útil se considera un criterio vá­lido, pues el sacrificio de unos es necesario para la felicidad del ma­yor número. Pero frente a estas consideraciones, que parten de un origen y destino común para el hombre y la sociedad, a lo largo del siglo xix se va desarrollando la idea de la afirmación del destino in­dividual del hombre. Esta línea de pensamiento considerará al hom­bre individual, al ser humano que debe decidir y es el protagonista del sentido de su vida, como si fuera el último hombre. De este modo, se considerará que el individuo debe ser analizado por medio de un valor absoluto, puesto que la vida plena no procede de la sociedad ni de otros hombres.

Así, el vitalismo, o filosofía de la vida, comprende un conjunto de corrientes filosóficas que están directamente influidas por la biología. Sus representantes comparten la consideración de la vida como la esencia de la realidad, y rechazan todo sistema filosófico que se oponga a la vida. Entre los filósofos representantes de estas corrien­tes cabe citar a Wilhelm Dilthey, Soren Kierkegaard, Arthur Schopenhauer, Henri Bergson, José Ortega y Gasset y Friedrich Nietz-sche. Todos estos pensadores se sitúan al margen de las principales corrientes de su época: sus concepciones son discrepantes con las fi­losofías dominantes en ese momento, pues entienden el concepto de vida como algo dinámico, contrarío a la razón lógica y racional.. En suma, sólo a partir de la vida humana es po­sible comprender las múltiples manifestaciones de la cultura y el sen­tido de la historia.

El principal antecedente de la filosofía de Nietzsche es Arthur Schopenhauer (1788-1860), quien consideraba que el mundo es un fenó­meno o representación, una mera apariencia. Por tanto, el mundo de nuestra representación es apariencia o engaño. Para Schopenhauer, el hombre se aprehende como voluntad de vivir. Es lo que impulsa a los seres y a la naturaleza misma en su despliegue. Cada cosa del mundo es vo­luntad de ser, con lo que la realidad es también voluntad. Este querer supone una insatisfacción y un incesante dolor. Así pues, la vida es dolor. La única salvación consiste en la superación de la voluntad de vivir. Si el individuo es una ilusión, es conveniente deshacerse inme­diatamente de ella: eliminar la voluntad de vivir y distanciarse de toda pasión. El pensamiento de Nietzsche consiste en un alejamiento de los hombres para, posteriormente, encontrar a los auténticos hom­bres: el pesimismo de Schopenhauer se supera con Nietzsche, que considera el futuro como una esperanza según la cual el individuo construirá una gran obra y fundará una colectividad. La meta a la que debe aspirar el individuo es a producir futuro, historia. En la medida en que el héroe pueda construir una comunidad nueva, el individuo será excepcional y superior.

2.- Biografía y obras de Nietzsche.

Federico Guillermo Nietzsche (1.844-1.900) nació en Rócken, cerca de Leipzig (Prusia), de ascendencia polaca (su padre) y alemana (su madre). Recibió una profunda educación hurnanista. Pronto se aficionó a la música y comienzan sus enfermedades... En 1.864 comienza los estudios de filología clásica en Bonn y los continúa en Leipzig, donde descubre una filosofía que le entusiasma: la de Shopenhauer, que tanta importancia daba a la voluntad... En 1.868 conoce a Wagner, que por entonces era todavía un espíritu rebelde y revolucionario y cuya
música le apasiona. En 1.869 es nombrado catedrático de filología clásica en la Universidad de Basilea, aunque lo que ya le interesaba realmente era la filosofía...

En 1.878 rompe su amistad con Wagner y al año siguiente las enfermedades le obligan a abandonar su cátedra en Basilea: tiene 35 años y comienza una vida errante, viajando siempre, especialmente hacia el Mediterráneo y los Alpes suizos, atormentado continuamente por dolores de cabeza y vómitos... En 1.881, a orillas de un lago suizo, recibe la inspiración del " eterno retorno" , la idea central de su obra " Así habló Zaratustra".
En 1.882 conoce a Lou Andreass Salomé, que rechaza su petición de matrimonio, pero que le inspirará un nuevo deseo de vivir. En 1.889 surge la catástrofe: sufre un colapso en una plaza de Turín y es internado en una clínica psiquiátrica. Diagnóstico: parálisis progresiva. A partir de entonces, pérdida progresiva de la razón, hasta que muere en 1.900.

· Obras y períodos
En el pensamiento de Nietzsche podemos distinguir 4 periodos. Según las expresiones empleadas por él mismo, podemos denominarlas según 4 momentos del día:

a. Periodo romántico: filosofía de la noche. Es el periodo de Basilea en el que Nietzsche se inspira en los presocráticos -especialmente Heráclito-, Shopenhauer y la música de Wagner. La obra fundamental es "El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música", dedicada a Wagner, en cuya música ve la culminación de la tragedia griega. Nietzsche considera aquí el arte como el medio de penetrar en la realidad, en el fondo nocturno de la existencia -lo dionisiaco-, contrapuesto con la luminosidad -lo apolíneo... Dionisos y Apolo -dos dioses griegos- son las figuras de este periodo, y representan 2 actitudes contrapuestas ante la vida. La contraposición Apolo-Dionísos se resuelve a favor de Dionisos, que será el tema sobre el que volverá continuamente Nietzsche. .Sócrates, en cambio, aparece como el gran enemigo, porque fue el creador del mundo teórico, opuesto y negador de la vida, como veremos.

b. Periodo positivista: filosofía de la mañana. Es el final del periodo de Basilea, primeros años de viajes, ruptura con Wagner y abandono de Schopenhauer. Se inspira en Voltaire y los ilustrados franceses y adopta una postura positivista o científica para condenar la Metafísica -sobre todo la platónica-, la religión y el arte. La figura es ahora el "hombre libre" y sus obras fundamentales son: "Humano, demasiado humano", escrita ya a base de aforismos y en la que denuncia todos los males de la cultura occidental, "Aurora" y "La gaya ciencia".

c. El mensaje de Zaratustra: filosofía del mediodía. Es ahora cuando el pensamiento de Nietzsche llega a su apogeo, como el sol que alcanza el mediodía. Escribe su obra más importante; "Así habló Zaratustra. Un libro para todos y para nadie". Aquí aparece un tema fundamental de su pensamiento: el pensamiento del "eterno retorno", la fórmula suprema de la afirmación, como veremos. Nietzsche dice que Zaratustra es la figura de Dionisos y también el "superhombre".

d. Periodo crítico: filosofía del atardecer. Una vez escrito "Así habló Zaratustra", Nietzsche dice., "después de haber Quedado resuelta la parte de mi tarea que dice sí, le llegaba el tumo a la mitad de la misma que dice no. que lleva ese no a la práctica: la transvaloración mismo de los valores anteriores. La gran guerra". Zaratustra baja de la altura a la civilización que está en su ocaso -el atardecer-, minada por el nihilismo, y critica la religión, la filosofía y la moral tradicionales..., y se maldice al "último hombre" que precede o "superhombre". De este período son las obras. "Más allá bien y del mal", "Crepúsculo de los ídolos", '"El anticristo", "Ecce homo", y "La voluntad de Poder".

3.- El vitalismo de Nietzsche

a.- Dionisos y Apolo. En "El Nacimiento de la tragedia" Nietzsche estudia cómo la tragedia griega se originó gracias a la fusión de elementos contrapuestos del espíritu griego: lo dionisiaco y lo apolíneo. Dionisos era el dios del vino, de la embriaguez y la vegetación, y se pensaba que habitaba en lo alto de las montañas. Los cultos dionisiacos consistían en orgías místicas, que permitían la unión con el dios por medio del "furor báquico" (se le llamaba también Baco). En primavera se organizaban también las fiestas del vino, concursos de poesía y representaciones teatrales. Apolo era el dios del Olimpo, el dios del sol, la luz y la claridad de la razón, mientras que Dionisos era el dios de la noche y de la voluntad irracional.

En la tragedia griega, el dios Dioniso representa los valores de la vida. Es la divinidad del vino, de la fecundidad, de la salud; es la imagen de la fuerza instintiva y pasional, de la corriente vital efervescente. El hombre dionisiaco vive en plena armonía con la naturaleza.

En la tragedia griega, el dios Apolo representa los valores de la razón. Es la divinidad de la luz, de la proporción y la justa medida, del equilibrio y la serenidad: encontramos su espíritu en la obra bella, equilibrada y perfecta. El hombre apolíneo quiere dormir y enmascarar la realidad, ya que en él predomina la razón.

b.- ¿Quién es Zaratustra? "Zaratustra" es la principal obra de Nietzsche, y en ella se contiene lo mental de su mensaje. Zaratustra -Zoroastro para los griegos- fue un profeta persa del s. VIl a. de C. Su doctrina se encuentra recogida en 17 cantos que forman la parte más antigua del "Avesta", y, mentalmente, representa la lucha entre los espíritus del bien y los espíritus del mal, representada por 2 personajes: Ormuz y Ahrimán.

¿Por qué Nietzsche sustituyó Dionisos por Zaratustra. Pues, fue porque Dionisos estaba ligado a la crítica de la concepción metafísica del mundo que ya en este tercer periodo de su obra Nietzsche había ábandonado, y entonces escoge la figura de Zaratustra, en el que sólo ve al "creador de la moral". Zaratustra representa lo mismo que Dionisos por su afirmación de la vida y de la voluntad de vivir, por su sí al mundo y a la vida. Su gran enemigo es también Sócrates, Platón y todo lo que ellos representan, es decir, la civilización cristiana. Ahora Nietzsche enfrenta a Dionisos contra Sócrates y a Zaratustra contra el cristianismo. ".

4.- Crítica a los valores de la cultura europea:
Los «martillazos» de la crítica de Nietzsche se dirigen contra la filosofía, la religión, la moral y la ciencia tra­dicionales. Nietzsche pretende con ello destruir y pulverizar estas for­mas culturales occidentales para dar un nuevo enfoque al proyecto creador de la existencia.
La «filosofía del martillo» consiste, pues, en negar y destruir y ad­quiere la forma de una «transmutación» o «transvaloración de todos los valores». Por eso, descarga sus martillazos sobre tres momentos fundamentales de la historia occidental: Sócrates, la filosofía platóni­ca e idealista y la moral y la religión judeocristianas.

· Sócrates y la etapa clásica de la filosofía griega. Según Nietzsche, la auténtica grandeza griega se da en la tragedia, que supone la fu­sión artística de ías dimensiones más genuinas del pueblo griego. Por una parte, aparece la dimensión individual y de equilibrio, de serenidad, claridad y medida, el momento de los fenómenos. Esta dimensión está representada por el dios griego Apolo. Por otra parte, aparece la dimensión de la embriaguez mística y de la ani­quilación de la conciencia personal (lo excesivo, lo desbordante, la afirmación de la vida), representada por Dioniso, dios de la des­mesura, de la noche, de la oscuridad.

Según Nietzsche, con Sócrates se destruyó el equilibrio entre lo apolíneo y lo dionisiaco. Por eso, Sócrates es el máximo responsa­ble de la degradación de lo que había de vital en la civilización griega: ante el exceso de inteligencia e ilusión, Sócrates instaura la racionalidad extrema. Es, por tanto, el gran corruptor, puesto que con su filosofía triunfa el hombre teórico sobre el hombre trágico, imponiéndose lo científico.

• La filosofía platónica y la filosofía idealista alemana. La filosofía occidental fue instaurada por Platón al afirmar la existencia de un mundo perfecto y absoluto. La filosofía dogmática parte de la con­sideración del ser como algo estático e inmutable, un ser que exis­te en su propio mundo, un mundo diferente del mundo sensible, y su realidad es, por tanto, meramente aparente. Por eso, para el metafísico (filósofo) la verdadera realidad debe ser estática e inmutable, com­pletamente fuera del mundo del devenir. De esta forma, Nietzsche considera que el ser del metafísico es la construcción más abs­tracta que el hombre ha podido imaginar y equivale a la «pura nada».

• La moral y la religión judeocristianas. Para entender la crítica de Nietzsche al cristianismo, hay que aclarar que, para él, la religión no es una experiencia de una entidad real, sino que lo que consi­dera válido es el ateísmo. Por ello se pregunta cómo es posible que se haya creído durante tanto tiempo en una ilusión. Nietzsche considera que la religión surge del terror que el hombre siente ante sí mismo, de la incapacidad estructural del hombre que no puede asumir su propio destino: cuando es invadido por un senti­miento de poder, teme quedar avasallado por él y, por medio de un mecanismo de defensa patológico, lo atribuye a otro ser más poderoso, a saber, Dios. Así, la religión conduce a la alienación del hombre debido a que los estados sublimes le son ajenos, con lo cual elude cualquier responsabilidad personal sobre los actos su­premos. Considera, por eso, que el cristianismo sólo fomenta los valores mezquinos, por ejemplo, la obediencia, el sacrificio o la hu­mildad, propios del rebaño: el cristianismo es una moral del ani­mal, del rebaño. Significa la destrucción de todos los valores del mundo griego. Es, en suma, una afirmación de los valores débiles, de los valores de los esclavos que se rebelan contra sus señores. La superación de este estadio sólo podrá llevarla a cabo el hombre nuevo, el superhombre creador de nuevos valores.

La crítica de Nietzsche se fundamenta sobre la base de que «todos los problemas de la filosofía no son sino un problema de valores»: considera que siempre que la filosofía reflexiona acerca del ser se encuentra ya dirigida por consideraciones o puntos de vista axiológicos (valores), morales.

5.- La muerte de Dios

5.1.- La muerte de Dios.

a. / Por qué la muerte de Dios? Es famoso este texto de "La Gaya ciencia ": "/.Dónde se ha ido Dios? Yo os lo voy a Decir. Nosotros lo hemos matado, vosotros Y yo. Todos somos sus asesinos: ¿no oís todavía el grito de los sepultureros que entierran a Dios? Dios ha muerto, y somos nosotros quienes te hemos dado muerte". Nietzsche está convencido de que de Dios es lo que impide que el hombre se realice como tal. Dios es el gran obstáculo para que llegue el superhombre. Por eso, con la muerte de Dios realizada por los hombres, éstos se liberan de su terrible peso y pueden, por fin, ser los creadores de su propio destino.

b. Las 3 transformaciones. Este hombre capaz de crear su propio destino es el "superhombre" que, antes de llegar a serlo, por 3 transformaciones: 1. Camello que se arrodilla: el hombre era un animal de carga que obedecía a su amo (Dios) sin quejarse. Éste le manda y él obedece. Su lema es "yo debo". 2. El león que se rebela: el hombre-cameüo. Cansado por el peso de la carga, se rebela contra su amo y lo derriba. Entonces se convierte en el hombre-león, critico y dueño de sí mismo, que dice "yo quiero". 3. El niño que juega: simboliza el hombre liberado, que crea sus normas y valores según su voluntad -como los niños que juegan-, porque está más allá del bien y del mal...Su lema es "yo creo".

c. Por qué Dios ha muerto? El Dios que ha muerto es el "monoteísta" de los metafísicos racionalistas que afirmaban que la razón era una y que no habla más que un único Dios, por lo que la verdad era una y el sentido de la vida era también uno y único... Sin embargo, antaño el "politeísmo" veneraba a muchos dioses, contradictorios y en lucha eterna. Por ello, habla pluralidad de sentidos, de valores, de perspectivas, de formas de ver el mundo. Por eso. el nihilismo supone: 1. la muerte de! Dios Uno, Todopoderoso (el Dios de los metafísicos racionalistas). 2. pero el renacimiento de dioses-múltiples-finitos... Ésta es la parte positiva del nihilismo, como veremos en seguida.

d. Qué significa que Dios ha muerto. Significa que, puesto que al mundo suprasensible le hemos quitado su unción ordenadora de nuestra existencia y del mundo, nos hemos quedado sin brújula y no podemos encontrar un sentido va dado para nuestra vida. Sí Dios, considerado como el fundamento suprasensible y el origen de todo lo rea!, ha perdido su fuerza constructiva y ordenadora, si ya no es la norma que guía nuestra conducta, es obvio que el hombre ha perdido totalmente su orientación en el mundo es la consecuencia de la negación de la Metafísica: el nihilismo.

5.2.- Nueva jerarquía de valores.
- Transvaloración de los valores. Toda la filosofía de Nietzsche confluye en un único tema: la afirmación de la vida. Y en este contexto hay que situar su destrucción de los valores, y -más que destruir-cambiarlos, sustituirlos por otros... Y esto ¿por qué:? Pues porque -para Nietzsche- hasta ahora la humanidad ha valorado todo lo que se opone a la vida y la moral vigente procedía de un espíritu enfermo y decadente. Por eso dirá: "transvaloración de todos los valores, ésta es mi formula "

5.3.- Moral de señores y moral de esclavos.
Para Nietzsche hay 2 tipos de hombres: 1 . Los señores: son fuertes, nobles, dominadores, tienen el sentido de la plenitud. Su mora! es la arrogancia basada en la propia fuerza, la actividad desbordante, la fe en sí mismo y en su propio destino, la falta de compasión y simpatía... 2. Los esclavos: son débiles, pobres, enfermos, apocados. Su moral se basa en la compasión, la humildad, la resignación y la obediencia.. Los señores son pocos y los esclavos, muchos. Los esclavos están en inferioridad respecto a los señores hasta el punto de que peligra incluso su , existencia a manos de los señores . ¿Por qué ha triunfado la moral de esclavos durante tanto tiempo? Según Nietzsche, el judaísmo, el cristianismo v la democracia tienen la culpa. Los esclavos -al ser mayoría- logran imponer su ideal mora! en contra de los señores, mora! que triunfó con la llegada de la democracia en la antigua Atenas... Pero la consolidación de la moral de los esclavos es de origen judeo-cristiano, pues el cristianismo hace de la miseria y de la debilidad una virtud...

5.4.-. El "superhombre".
- Cómo concibe Nietzsche al Superhombre. Al hombre, hasta el momento presente, no lo concibe Nietzsche como capaz de ser él mismo.. Pero por su opción por la vida, por su voluntad de poder que le permite superar los prejuicios y compromisos morales a los que estaba atado, por la muerte de Dios, se anuncia el advenimiento del "superhombre". Que sólo será posible cuando lleguen a su término las consecuencias de la muerte de Dios. Nietzsche concibe al "superhombre" como un ser con plenitud vital, con dominio sobre sí y sobre los demás, con fuerza física y moral, de nobleza de sangre, con sabiduría e independencia, que no tolera que le sean impuestos valores o metas, porque él es la norma y la meta...

6.- VOLUNTAD DE PODER

6.1.- La voluntad de poder.
a. Qué significa esta expresión.
El Nietzsche siempre enfermo confiesa que intenta sanarse a sí mismo y que "descubrí de nuevo la vida v ¡a convertí mi voluntad de salud, de vida, en mi filosofía"... El mundo, el hombre, la vida, son para Nietzsche "voluntad de poder". Nietzsche no define claramente esta expresión, pero se refiere a ella continuamente como la voluntad de ser más y vivir más, de superarse, de demostrar una fuerza, "siempre creciente, etc." y fundamentalmente podíamos decir que la voluntad de Poder es voluntad de dominio y voluntad de dominio. Dice Nietzsche: "En todos los lugares en que encontré seres vivos encontré voluntad de poder e incluso en ¡a voluntad del que sirve encontré la voluntad de ser señor..."

b. Las 3 esferas a las que se extiende:
1.- Voluntad de plenitud vital y dominio
. Dice Nietzsche que en todos los seres vivos vio no simplemente voluntad de vivir, sino voluntad de dominio. Así, voluntad de poder significa: impulso vital, emoción, pasión, pero también voluntad de fuerza, de poderío, de ley del más fuerte. Et superhombre ha de fundar una sociedad de nobles y tiranos dominadores. Vemos pues, el padrinazgo de Darwin; la lucha por la existencia en la que sólo sobreviven los más fuertes, los más capacitados.

2.- Voluntad creadora de valores. La gran importancia que tienen los valores morales dentro del pensamiento de Nietzsche hace la " "voluntad de poder" sea en gran manera voluntad creadora de valores, al mismo tiempo que aniquila los valores anteriores. (Luego lo ampliamos).

3.- Voluntad creadora de verdad. El conocimiento como perspectiva. La realidad -según Nietzsche- es móvil, dinámica, incesantemente cambiante: en cada momento nos muestra sólo un aspecto de su ser que es diferente del anterior, y el posterior. También nosotros cambiamos continuamente... Por ello sólo podemos saber lo que las cosas son en cada momento pero nunca podremos definir lo que son las cosas en su esencia. Sólo podemos tener lo que Nietzsche llamó una determinada perspectiva. Sólo es verdadero lo que valorice la vida. ¿Cómo podrá, entonces, decir alguien que posee la verdad? Por eso Nietzsche sólo admite este criterio para decidir si un juicio es o no verdadero: que favorece, vida, si la desarrolla... y como ya sabemos que la vida no tiene un único sentido como tampoco hay una única verdad, resulta que tampoco tiene sentido hablar de la verdad y el error puesto que ninguno de los dos existen. Ya no se siente la necesidad de unos valores inmutables residentes en un más allá metafísico que den seguridad y confianza a! hombre porque marcan un sentido para la vida y son como su tabla de salvación, sino que ahora es posible lo que se entendía por error e ilusión, porque lo único que cuenta es e! desarrollo vital y dominador de que hemos hablado.

6.2.- EL NIHILISMO.

Nietzsche mismo nos dice qué significa el nihilismo: "que los supremos valores se devalúan. Falta el fin, falta la respuesta a la pregunta: /para qué?... El nihilismo es, por tanto, la primera consecuencia de la muerte de Dios, porgue ya no hay ni los valores, ni las explicaciones, ni las metas que habían sostenido toda la cultura occidental. Al dar muerte a Dios se ha perdido el sentido y la orientación de nuestra vida: estamos perdidos, sin brújula, en el desierto de la historia..." Pero esto no es todo, sino sólo la parte negativa del nihilismo... Falta la parte positiva que vamos a ver en los 3 momentos del nihilismo
- Los 3 momentos del nihilismo. 1. Duda o desorientación: es el primer momento: el de la duda y desorientación radical por la pérdida de sentido de la vida... 2. Reflexión: perdida la orientación que suponía la tradición platónico-cristiana, se impone la reflexión sobre la situación a la que se ha llegado y la afirmación del nihilismo como una consecuencia necesaria del proceso histórico... 3. Una nueva valoración: la voluntad de poder: una vez llegado el nihilismo se impone una nueva perspectiva (nueva forma de ver) del ser y del hombre: es el momento de una nueva, valoración de la vida; es como si en el horizonte apareciera una nueva aurora, un nuevo camino que hay que recorrer, y que

6.3.-El eterno retorno
El eterno retorno es el tema clave de Así habló Zaratustra y es, al mismo tiempo, otro de los simulacros de Nietzsche. Este tema está to­mado de la mitología y de los presocráticos, pero en Nietzsche sólo aparece el sentido cosmológico para refutar la concepción lineal y te-leológica de la naturaleza. Si el universo tuviese una finalidad, asegu­ra Nietzsche, y si existiese un estado final, debería haberse alcanzado ya. Por eso afirma que no hay más mundo que éste, negando de nue­vo el transmundo platónico y el otro mundo cristiano. El eterno re­torno de lo mismo significa que todo se repetirá del mismo modo en sucesivos ciclos cósmicos: así, nuestro único mundo es éste, y toda huida a otro mundo conlleva una pérdida de la realidad. La consigna consiste en la afirmación de la fidelidad a la tierra, por lo que el eter­no retorno adquiere un sentido axiológico: es la suprema fórmula del sí a la vida, de la fidelidad a la tierra y al mundo que pronuncia la vo­luntad de poder.

El eterno retorno simboliza, en su eterno girar, que éste es el único mundo y afirma, además, que todo es bueno y justificable debido a que todo debe repetirse. Así, el superhombre es el que sabe que «para poder decir sí auténticamente a algo, hay que decir sí a todo». De este modo la filosofía de Nietzsche se convierte en una filosofía afirmati­va, positiva; sólo dice no a lo que considera negativo y destructivo.

- Conclusiones
El punto de partida del pensamiento de Nietzsche consistía en la crí­tica de todos los valores de la cultura europea. Para él, la cultura oc­cidental está viciada desde su origen. Su error, el más pertinaz y peli­groso de todos, consiste en instaurar la racionalidad a toda costa. En la filosofía griega, el error dogmático consistió en la invención del es­tatismo del ser, el espíritu puro y el bien en sí. Este dogmatismo a ul­tranza es interpretado por el filósofo alemán como un claro síntoma de decadencia. Es decadente todo aquello que se opone a los valores del existir biológico e instintivo del ser humano. Por tanto, Nietzsche establece la necesidad de criticar los aspectos de la cultura de Euro­pa: el mundo racional, el mundo moral y el mundo religioso. Éstos son los tres mundos inventados o creados por el hombre occidental y cuyos valores son interpretados como síntomas de decadencia y de debilidad. Para conseguir superar esta situación, el hombre debe ex­pulsar de su interior a Dios: no se tratará de una divinización del hombre, sino de una sustitución de Dios por el superhombre. Este hombre nuevo se convertirá, así, en un ser con plenitud de poder y de dominio sobre sí y sobre los demás. El superhombre será un ser su­perior, autónomo, libre de valores pasados, legislador, agresivo. Su propia norma es él mismo, porque está más allá del bien y del mal. Y, por lo mismo, el superhombre será voluntad de dominio, voluntad creadora de nuevos valores. El superhombre, en definitiva, represen­ta el fin supremo de la humanidad; la vida que conduzca a él será as­cendente y la que le aparta será antinatural y descendente, decaden­te y disgregadora.

Pensamiento dialéctico: Síntesis

EL PENSAMIENTO DIALECTICO: HEGEL Y MARX (REPASO)


1.‑ CONTEXTO DE LA EPOCA (Ideas básicas)
a.‑ A La Revolución Francesa se le toma como punto de referencia del comienzo de la Edad Contemporánea.
b.‑ Al periodo de la Ilustración ( basado en el imperio de la razón), le sigue la reacción sentimentalista (Romanticismo: la libertad, la individualidad, tradición e historia, lo irracional y el sentimiento, etc.).
c.‑ El siglo XIX es el siglo de los grandes cambios "estructurales", a saber, Revolución Industrial, luchas políticas, movimientos obreros, surgimiento del Estado Moderno, descubrimientos científicos y médicos, etc.
d.‑ Existe un florecimiento de las artes, música, literatura, etc., así mismo, el pensamiento filosófico alcanza un notable desarrollo después de KANT.

2.‑ Según el pensamiento filosófico de Hegel (Ideas básicas):
a.‑ El espíritu universal es la razón universal que abarca todas las acciones humanas.
b.‑ El espíritu universal(vida, ideas y cultura de los seres humanos) transcurre a lo largo de la historia.
c.‑ La verdad es subjetiva, es decir, pertenece al campo de la razón humana. En este sentido, el conocimiento es conocimiento humano.
d.‑ La filosofía es un método para conocer e interpretar el curso de la historia.
e.‑ El conocimiento no es absoluto ni eterno, ya que cambia según el contexto histórico que no permanece fijo
d.‑ La razón es algo dinámico, progresivo de forma que el conocimiento humano está en constante ampliación y progreso.
e.‑ El mundo está aquí siempre, pero mediante la cultura y las actividades humanas el espíritu universal toma conciencia de sí mismo haciéndose más consciente de su particularidad (mayor racionalidad y libertad).

3.‑ Se entiende la evolución dialéctica como (Ideas básicas):
a.‑ El proceso por el que las ideas (hechos) se suceden unas a otras, pero no de forma lineal, sino a través de cambios de pensar, confrontaciones, contradicciones y disputas filosóficas.
b.‑ Los continuos, contradictorios y discontinuos cambios que transcurren a lo largo de la historia.
c.‑ El proceso por el que una afirmación (tesis) se opone a otra produciéndose una fusión entre dos maneras opuestas de pensar (antítesis), llegándose a la superación de ambas (síntesis) por una tercera que sintetiza y supera las dos afirmaciones precedentes.
d.‑ Tres procesos escalonados en los que, a modo de ejemplo, la "tesis" sería el racionalismo de Descartes, la antítesis el empirismo de Hume y la síntesis (la superación del antagonismo anterior) se produciría con la filosofía de Kant.

PENSAMIENTO MARXISTA

IDEAS BÁSICAS:

a.‑ La Naturaleza es esencialmente dinámica y se rige por las leyes dialécticas. Según las cuales la evolución ocurre por una oposición constante de dos elementos .

b.‑ La alienación según Hegel es el momento dialéctico de la diferencia (tesis/antítesis). Para Marx es la situación por la que el ser humano se ve perdido o enajenado (la propiedad, base de la alienación). Se supera la alineación con una sociedad COLECTIVIZADA y sin clases, donde la producción esté en manos de los trabajadores

c.‑ El materialismo proviene de un rechazo al idealismo hegeliano (conciencia, idea, espíritu como motores del devenir) y considera a la materia como el motor que produce los cambios hasta constituir el mundo tal como lo conocemos.

d.- La “plusvalía” (beneficio neto, una vez pagadas las cargas correspondientes) enriquece al patrón, mientras que empobrece y “aliena” al trabajador.

e.‑ El materialismo dialéctico se centra en la realidad socio material (el plano de la estructura: lo económico, necesidades materiales, modos de producción). Existen dos fuerzas contrapuestas la estructura (la base real sobre la que se asienta la sociedad) y la superestructura (conjunto de instituciones políticas, religiosas, etc.)

f.‑ El materialismo histórico propugna que las relaciones económicas son las que determinan el contenido de la conciencia social (ciencia, arte, religión, etc.) que es la superestructura de una sociedad. La historia en su vertiente dialéctica no es más que una lucha de clases en la que el "progreso" se debe a la superación de contradicciones (tesis ‑ antítesis ‑ síntesis).

g.‑ La religión no es más que la proyección del ser humano en un Dios transcendente; es producto del ser humano y, en consecuencia, un producto social.

h.- El marxismo no sólo pretende interpretar el mundo, sino también y sobre todo cambiarlo. Esto se logra mediante la revolución social que se llevará a cabo por la “lucha de clases” cuyo objetivo final es el sueño “utópico” de un estado sin clases sociales. Para conseguirlo es necesario, como paso previo, instaurar la dictadura del proletariado.

i.‑ El comunismo es una consecuencia lógica de la evolución histórica que pretende la liberación del hombre de la esclavitud (religión, capitalismo, propiedad privada) por medio de la lucha de clases.

EL MARXISMO

EL MARXISMO:

1.- Situación socio – política del siglo XIX
- Revolución Industrial

2.- Biografía y obras de Marx

3.- Fuentes del marxismo:
- La Izquierda Hegeliana
- El socialismo utópico
- El anarquismo
- El liberalismo económico

4.- La alienación y sus formas:
- La alienación religiosa y filosófica
- La alienación política
- La alienación económica

5.- El materialismo Histórico // materialismo dialéctico:
- Interpretación de la historia
- Infraestructura
- Superestructura

I.- SITUACIÓN SOCIO – POLÍTICA DEL SIGLO XIX

1. Características generales de este siglo.
El siglo XIX es un siglo enormemente agitado: es e! siglo de las revoluciones. Las raíces de esta agitación se encuentran, en el siglo anterior: el hundimiento del Antiguo Régimen, las transformaciones económicas y sociales producidas por la extensión de la revolución industrial y de la revolución francesa... Desaparece la sociedad estamental y aparecen las clases sociales: la burguesía, capitalista e industrial, será la gran beneficiada. El proletariado, que sólo lentamente toma conciencia de su condición, las clases medias, surgidas del desarrollo del sector terciario.
El siglo comienza con 2 hechos que sacuden el continente: La Revolución francesa y las conquistas napoleónicas. De aquí nacieron las revoluciones de 1.830, 1.848 y 1.870, que se inician en Francia y se extienden por toda Europa. Los impulsos proceden del liberalismo, los movimientos democráticos, el socialismo, el anarquismo y el comunismo. Los intentos de contención proceden del tradicionalismo, la burguesía conservadora y la Iglesia.
2. Los impulsores de las revoluciones.
a. El liberalismo: Es la ideología de la clase burguesa, su lema es la libertad. Pero en realidad no se trata de una libertad para todos, ya que la burguesía se reserva el poder político por medio del censo.
b. Los movimientos democráticos: que propugnan la libertad para todos y la igualdad de posibilidades Su primera batalla es el sufragio universal, que en Francia se consigue en 1.848, siguiendo poco a poco la mayoría de los demás países. Surge así la democracia parlamentaria, basada en la
existencia de partidos políticos
c. El socialismo: propugna la posesión y administración pública de los medios de producción en pro del interés de la sociedad en general y no de las clases más poderosas.
d. El anarquismo: defiende que toda autoridad es innecesaria y además perjudicial. Mediante la abolición de la autoridad se puede crear una sociedad justa basada en la bondad natural del hombre-
e. El comunismo: pretende eliminar la propiedad privada, el Estado y las clases sociales, de modo que ningún grupo humano explote a otro, ni los individuos entre sí.


II.- BIOGRAFÍA Y OBRAS DE KANT

Nació en Tréveris (Alemania) en el seno de una acomodada familia judía. Ingresó en la Universidad de Bonn en 1835, donde cursó estu­dios de Derecho. En la Universidad de Berlín se dedicó exclusiva­mente al estudio de la filosofía y de la historia. En este momento es­tableció contacto con la izquierda hegeliana que tanto influyó en él. Finalizados sus estudios, y tras fracasar en su intento de conseguir la cátedra de Filosofía en la Universidad de Bonn, se dedicó al perio­dismo colaborando con la Gaceta del Rhin de la cual llegó a ser re­dactor jefe. En 1843 emigró a París, donde tuvo relación con los so­cialistas franceses, así como con Proudhon y Bakunin, líderes del movimiento obrero. Otro encuentro fundamental se produjo cuando conoció a Engels, quien le mostró la gran importancia de la econo­mía. En 1845 fue expulsado de Francia y se estableció en Bélgica donde se afilió a la Liga de los Comunistas. Finalmente, en 1849 se instaló en Londres, ciudad en la que vivió hasta el fin de sus días. Murió en 1883, víctima de la enfermedad y del excesivo trabajo.
Aunque su actividad teórica fue fundamental, también realizó una re­levante actividad política en cuanto a la organización del movimien­to obrero. Entre sus principales obras destacan las siguientes: Intro­ducción a la Crítica de la filosofía del derecho de Hegel, Manuscritos de economía y filosofía, La miseria de la filosofía, La ideología ale­mana y Manifiesto comunista (ambas en colaboración con Engels), Contribución a la crítica de la economía política y El capital.
Su pensamiento parte de la consideración crítica de la «interpretación del mundo por parte de la filosofía», cuando lo que importa es su transformación. Esa transformación que propugna se desarrolla en el ámbito teórico (conocimiento científico de la realidad) y en el prácti­co (como programa político de transformación social de esa reali­dad). Por eso, el marxismo es teoría y praxis, motivo por el cual ten­drá una influencia fundamental en el siglo XX mediante la unión de la ciencia y la revolución. Esta doctrina se enmarca en la época de apo­geo del capitalismo industrial de mediados del siglo xix, en el que se manifiesta con toda su crudeza. El capitalismo, que se extiende por el mundo, provoca un extenso cambio en la estructura social: la noble­za es sustituida por la burguesía, que se convierte en clase dirigente, y aparecen además los proletarios, que se concentran en las grandes ciudades. El proletariado, nueva clase social, produce la riqueza de la burguesía y también su propia miseria, por lo que se va organizando poco a poco, adquiriendo el protagonismo a lo largo de este siglo. La nueva y todopoderosa burguesía considera el capitalismo como el sis­tema definitivo y conforme a la naturaleza humana, de modo que los intelectuales radicales de la propia burguesía van a conformar un grupo que elaborará una teoría acorde con el movimiento obrero, de­mandando un sistema de producción más justo y humano. En este sentido, el socialismo científico de Marx y Engels ofrece una respues­ta a los grandes problemas derivados de la revolución industrial. La biografía de ambos se vincula estrechamente a las luchas y fracasos del movimiento obrero en este siglo, cifrados en la revolución de 1848, la creación de la Organización Internacional de Trabajadores en 1864 o la de la Comuna de París en 1871.
Las principales fuentes del pensamiento de Marx son la filosofía idealista alemana (sobre todo la de la izquierda hegeliana, que va de Hegel a Feuerbach); la economía política inglesa (Adam Smith y Da­vid Ricardo), a los que Marx criticó despiadadamente elaborando un nuevo sistema de economía que defendía los intereses de la clase obrera, y el socialismo utópico francés (Proudhon, Fourier o Saint-Si-mon) que se basa en premisas morales para la reforma social. Marx y Engels le oponen el socialismo científico que fundamentaba la revo­lución en el análisis científico de la historia.

III.- FUENTES DEL MARXISMO

3.1. La Izquierda Hegeliana: La influencia de Hegel
El idealismo de Hegel se enmarca en una época de profundos cam­bios sociales y de revoluciones. Todos los temas están presentes en su obra y su sistema pretende, mediante la dialéctica, unificar y englobar todos los momentos de la vida del espíritu en el sistema de la Idea o Razón Absoluta. Por eso su filosofía fue interpretada desde dos pun­tos de vista diferentes: por una parte, como justificación de una si­tuación política y religiosa de un poder político determinado, lo cual dio lugar a la derecha hegeliana; por otra, como la negación de la re­ligión y de Dios, interpretando la dialéctica como un motor para la transformación, versión que sirvió de fundamento a la izquierda he­geliana. En definitiva, si el acento se ponía sobre el sistema, estaba al servicio de la reacción, era el resultado de un plan divino y, por tan­to, mejor; si el acento se colocaba en la dialéctica, resultaba la pre­tensión de superar la anterior situación. De este modo, la izquierda hegeliana propondrá una reforma del hegelianismo elaborando una crítica radical de la religión. Sus principales representantes fueron Ludwig Feuerbach y el joven Karl Marx.
· El Materialismo y dialéctica
En general, el materialismo del siglo xix consiste en esa inversión del método dialéctico de Hegel y fue llevada a cabo por Ludwig Feuerbach, quien convirtió ese idealismo en materialismo, al sostener la prioridad de la naturaleza sobre el espíritu. Para Hegel, «el ser humano es esencialmente espiritual: la esencia humana es el pensamiento, la autoconciencia». Feuerbach se sitúa en contra de esta consideración de Hegel y niega que la esencia humana sea principal­mente autoconciencia para dar prioridad al cuerpo, a la pasión, al amor y a las relaciones humanas, con lo que su consideración es ya de carácter materialista. Sin embargo, su materialismo se centrará a par­tir de aquí en la crítica de la religión tal como era presentada por Hegel: para Feuerbach, Dios no es el creador del mundo y del hom­bre, sino que el hombre es el auténtico creador de Dios.

Con estos antecedentes y en este contexto, el materialismo dialéctico de Karl Marx y de Friedrich Engels se constituirá en un método revolucionario que parte de la filosofía hegeliana y que expresa la na­turaleza de la realidad como un proceso. De este modo, la dialéctica idealista de Hegel se convertirá en la dialéctica materialista de Marx. Su dialéctica será práctica y crítica a la vez, con lo que esa inversión de la dialéctica hegeliana (que es mística, especulativa y abstracta) tendrá una forma racional. Aunque Marx es el fundador del materia­lismo histórico (aplicación de la dialéctica a la comprensión de la so­ciedad y de la historia humanas), el materialismo dialéctico de Engels tuvo gran influencia posterior (en la llamada «escolástica soviética») y se define como la ciencia de las leyes generales del movimiento y del desenvolvimiento de la naturaleza: se presenta así como un siste­ma filosófico que propone la materia como la esencia de todo lo real.

3.2.- Socialismo utópico
Las ideas socialistas surgen en parte por esta con­vicción de que el ser humano es capaz de transformar la sociedad, y en parte por la desilusión ante los re­sultados de la Revolución Francesa, que había decla­rado la igualdad de todos los hombres pero nada ha­bía hecho para mejorar las condiciones de vida de las clases trabajadoras.

Autores como Saint-Simon (1760-1825), Ch. Fourier (1771-1837) y R. Owen (1771-1858) crearon es­cuelas de pensamiento y de acción preocupadas por realizar cambios radicales en la sociedad. Su pro­puesta utópica consistía en la idea de una sociedad emancipada, un estado futuro donde no exista ex­plotación ni dominio de unos seres humanos sobre otros.
Para llegar a esa sociedad, estos autores no se con­tentaron con diseñarla en libros, sino que construye­ron también pequeñas colectividades en las que apli­caron sus principios básicos acerca de la naturaleza del hombre. En todos ellos podemos encontrar los si­guientes rasgos:
• La convicción de que la situación de la clase trabajadora, industrial y campesina, era insoste­nible. El trabajo se había convertido en una es­clavitud cuando debería ser una actividad crea­dora y felicitante.
• Una gran fe en la bondad innata del género hu­mano. Las personas son buenas por naturaleza, y es la propiedad, junto con las instituciones que la mantienen, la que las ha corrompido.
• La confianza en el valor ejemplar de la acción. La sociedad ideal no se alcanzará mediante ac­ciones revolucionarias, sino creando comuni­dades utópicas que arrastren paulatinamente a toda la sociedad.
• Aspiración a la felicidad y al autodesarrollo de los individuos como objetivo básico de la vida colectiva.
• La educación ocupa un lugar central en el cami­no hacia la sociedad ideal, a la que se llegará paulatinamente.

Este tipo de socialismo fue calificado de «utópi­co» por K. Marx (1818-1883) y F. Engels (1820-1891), por pensar que con esos medios nunca alcan­zarían sus metas. A juicio de Marx y Engels, las propuestas de Saint-Simon, Fourier y Owen eran «fantásticas descripciones de la sociedad futura», úti­les para realizar una tarea crítica, pero imposibles de llevar a la práctica.

El socialismo «científico»
Marx y Engels proponían una nueva forma de concebir la transformación social, que rechazaba toda forma de utopía y a la que denominaron «socialismo científico». La idea de una sociedad comunista don­de «el libre desarrollo de cada uno será la condición para el libre desarrollo de todos», donde el trabajo se habrá convertido en el medio principal para el auto-desarrollo, no se alcanzará porque los poderosos se desprendan de sus privilegios, ni tampoco a través de la educación o las reformas éticas, sino a partir del análisis científico de la historia y de las leyes que la rigen.

3.3.- El anarquismo

Los orígenes del anarquismo moderno se encuentran en lo que impropiamente se ha denominado socialismo utópico; en la segunda mitad del XIX y principios del XX se sitúan los clásicos del socialismo libertario o anarquismo: Proudhon, Bakunin, Kropotkin, Mala-testa o Abad de Santillán. Para ellos, la justicia será el resultado de un cambio profundo de las personas y de las estructuras sociales, que se producirá sobre todo con la abolición del Estado. Afirman que la so­ciedad justa ha de desterrar todo tipo de opresión. Identifican la justicia con un modelo de sociedad so­lidaria, autogestionaria y federalista, que sólo po­drá hacerse realidad mediante la lucha organizada de los trabajadores.

El anarquismo ha puesto sobre la historia una enorme voluntad. Voluntad, en efec­to, tan ardorosa que podría afirmarse sin hipérbole que en sentido lato se resuelve en última instancia en una especie de "religión" laica, en un sistema de vida a la par teórico y práctico, que logra articularse a mediados del siglo XIX como una preten­dida respuesta local a la situación de opresión y explotación que padece el movi­miento obrero por parte del capitalismo, respuesta revolucionaria a vida o muerte ("libertad o muerte, "tierra y libertad", rezaban frecuentemente los eslóganes anar­quistas) dada la insoportabilidad de aquella ignominiosa situación que reflejaban sin excepción todas las historias del movimiento obrero.
En su dimensión práctica, el anarquismo compartió con el marxismo el primer plano de la presencia obrera militante en la primera Asociación Internacional de Trabajadores, que se mantuvo en pie desde los años sesenta del siglo XIX hasta la ruptura con el hermano marxista una vez mutado en feroz enemigo. Esa enemistad respecto del marxismo se debe fundamentalmente a tres circunstancias:
a) El rechazo de la dictadura. El anarquismo rechazó siempre el autoritaris­mo marxista traducido en la "dictadura del proletariado", por entender que establecida dicha dictadura se convertiría algún día en dictadura sobre el proletariado.
b) La insuficiencia del economicismo. Mientras que el marxismo tendió a fundamentar la fuerza revolucionaria en las diferencias económicas, el anar­quismo no hizo de los mecanismos económicos el último resorte explicativo de la realidad.
c) La confianza antropológica. El anarquismo se resistió a hacer de la lucha de clases el motor de la historia, pues estaba convencido de la bondad natural del ser humano manifestada en el "apoyo mutuo" de los animales entre sí (antítesis de los principios darwinistas).

3.4.- El liberalismo económico
Como doctrina y como programa político, el libe­ralismo surge en la Inglaterra de los siglos XVII y XVIII. Aunque primero fue una reivindicación de ga­rantías constitucionales y de derechos individuales, esto es, una defensa de la libertad frente al absolutis­mo, pronto pasó a convertirse en una doctrina positi­va acerca de la organización económica. Hoy en día el término incluye ambas dimensiones, por lo que es necesario siempre especificar a cuál nos referiremos. Tendríamos así:
• Liberalismo político, centrado en la idea de que los hombres deben ser libres para seguir sus propias preferencias en los asuntos religiosos, económicos y políticos, lo que supone límites y controles al poder estatal.
• Liberalismo económico, que entiende el mer­cado como mecanismo básico de coordinación social. El papel básico del Estado consiste en permitir que el mercado cumpla su función de determinar los costes y precios y de distribuir equitativamente los beneficios, sin pretender in­tervenir en él. Los ejes de la libertad económica son: la propiedad privada de los medios de producción (capital, trabajo) y la regulación del proceso de producción por el dominio privado (por la gestión o iniciativa privada).

IV.- LA ALIENACIÓN Y SUS FORMAS

El concepto de alienación procede de Hegel y de Feuerbach, pero Marx lo interpreta de un nuevo modo: significa que los productos de la actividad humana se convierten en fuerzas superiores y autóno­mas, independientes, que dominan al ser humano. Por este motivo, el hombre, que es libre y creador, se convierte en dominado y esclavo de los objetos creados por él. Para Hegel la alienación constituía una etapa necesaria de autoconocimiento del espíritu, era un momento positivo (el espíritu, en el segundo momento de la dialéctica, sale fue­ra de sí y se aliena en la naturaleza). Feuerbach convierte la aliena­ción en algo negativo y la emplea para describir el estado en que se encuentra el hombre en el cristianismo: el hombre creó a Dios ele­vando fuera de sí su esencia hasta el infinito. Por eso, para Feuerbach, Dios, que es el hombre mismo, se convierte en algo ajeno al hombre, sometiéndose absolutamente a Dios. Marx conserva este sentido ne­gativo en cuanto que la alienación supone la deshumanización, la pérdida de la libertad y la esclavitud. Según Marx, hay tres clases de alienación: la religiosa, la sociopolítica y la económica.

Con respecto a la alienación religiosa, Marx parte de la tesis de Feuerbach que considera que el ser humano es el creador de Dios y de la religión. Sin embargo, añade que la alienación religiosa es sólo un fenómeno derivado, reflejo de la miseria económica y social. La religión significa un consuelo imaginario a las opresiones de este mundo. Por eso, para Marx, la religión es el «opio del pueblo».

En la alienación socioeconómica, el hombre, en la sociedad capita­lista, está alienado porque sufre una doble división que radica, por un lado, en su vida individual como persona privada que está dominada por intereses egoístas, y, por otro, en su comportamiento como perso­na pública en la vida política, definido como ciudadano abstracto miembro del Estado. Este cumple la misma función que Dios en la re­ligión: aun siendo creación humana, se convierte en un poder autó­nomo y enemigo del hombre.

Estos dos tipos de alienación, religiosa y socio-política, tienen su fun­damento en la alienación económica, la más importante. Esta aliena­ción acontece en el proceso de trabajo de la sociedad capitalista: aun­que el trabajo es la esencia del hombre (a través de él el hombre se objetiva en el producto y éste se humaniza), en el modo de produc­ción capitalista, el producto del trabajo no le pertenece a él, sino a otro. Es una mercancía que se coloca frente al trabajador como algo extraño y hostil, algo que, transformado en capital, incrementa aún más su miseria y su explotación. Por eso, el trabajo, en la sociedad ca­pitalista, niega al ser humano, en vez de afirmarlo.

Como conclusión, o último momento de la dialéctica, se propone la teoría del hombre nuevo, que supone la superación de todo tipo de alienación: la recuperación de la esencia humana mediante la recon­ciliación del ser humano consigo mismo, con la naturaleza y con los demás seres humanos en un nuevo tipo de sociedad que es la socie­dad comunista. El comunismo, como reconciliación de la esencia y de la existencia humana, se concibe en términos económicos como un nuevo modo de producción.

Aunque aquí el modo de exposición sea distinto, es necesario señalar que en Marx las dos últimas formas de alienación son la alienación religiosa, ya señalada, y la alienación filosófica. La religión, como se veía, es un modo de existencia falseada, una forma de alienación cu­yas características más notables son la resignación, la justificación trascendente de la injusticia social y la compensación en el cielo de la sociedad opresiva. La alienación filosófica, como un conjunto de representaciones e ideas, constituye también una forma de alienación con una clara función ideológica: sólo interpreta la realidad y la in­terpreta, además, falsamente.

V.- EL MATERIALISMO HISTÓRICO
El materialismo histórico consiste en la aplicación de las tesis mate­rialistas y el método dialéctico a la historia de las sociedades. Para Marx, la historia es un proceso de maduración progresiva de la capa­cidad económica de la especie humana: de este modo, toda sociedad es un sistema de estructuras interrelacionadas (económicas, políticas o culturales). Ese desarrollo progresivo depende de las condiciones materiales objetivas de acuerdo con la dialéctica establecida entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción, que influye en otras manifestaciones de la vida social y que se condi­cionan mutuamente.

La expresión histórica fundamental de este desarrollo es la lucha de clases, que constituye el auténtico motor de la historia. Por eso, para Marx, la verdadera actividad humana es la revolucionaria que trans­forma el mundo. La praxis se presenta con un significado triple: como praxis cognoscitiva (actividad epistemológica del sujeto que transfor­ma el mundo objetivo); como praxis productiva (trabajo o actividad productiva material que transforma la naturaleza), y como praxis re­volucionaria, que consiste en la transformación de la sociedad y de la historia por medio de la revolución.

Si toda sociedad es un sistema de estructuras interrelacionadas, Marx considera que la base del sistema se conforma por medio de la infra­estructura económica que, en última instancia, determina toda la su­perestructura cultural. La organización de la vida social o política del hombre depende de la organización de su actividad productiva, de sus condiciones materiales de vida, de manera que, si se produce un cambio en la infraestructura económica, la consecuencia es el cambio o mutación en la práctica totalidad del sistema.

El conjunto de todo el sistema social es denominado por Marx modo de producción y está sometido al desarrollo y al progreso históricos. El modo de producción es, pues, una totalidad orgánica que com­prende dos partes: la infraestructura económica, es decir, la base ma­terial, y la superestructura ideológica.

La infraestructura económica constituye el conjunto de actividades por medio de las cuales los hombres producen los bienes necesarios para satisfacer sus necesidades. La actividad productiva es la activi­dad principal del hombre, que lo implica en una relación doble con la naturaleza y con los otros hombres. Dos elementos conforman la in­fraestructura: las fuerzas productivas, que consisten en la capacidad de producción de una sociedad concreta, y los modos de producción. A cada grado de desarrollo de las fuerzas productivas corresponden unas determinadas relaciones de producción que se establecen entre los propietarios de los medios de producción y los productores direc­tos, es decir, entre explotadores y explotados, y se dan en todas las so­ciedades clasistas.

La superestructura está formada por dos niveles, la estructura jurídico-política y la estructura ideológica (arte, filosofía, moral, religión). En este sentido, el materialismo histórico afirma que la infraestruc­tura económica de cada época histórica condiciona la superestructu­ra ideológica: la producción material determina la producción espiri­tual, la conciencia. Entre la superestructura y la infraestructura hay una relación dialéctica de influencia mutua, aunque, en última ins­tancia, la infraestructura económica siempre es determinante. Por eso, Marx considera que el factor determinante del cambio histórico es la contradicción dialéctica entre las fuerzas productivas y las rela­ciones de producción. Debido a que las fuerzas productivas avanzan más, las relaciones de producción constituirán un impedimento para el progreso de las fuerzas productivas, con lo que se producirá (a cau­sa de su desigual desenvolvimiento) una revolución social que prepa­rará el nacimiento de una nueva formación social. Esa contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción se mani­fiesta históricamente con el antagonismo de clases: la historia es, por eso, lucha de clases. Cada modo de producción se compone de dos clases antagónicas, explotadores y explotados, que se definen en fun­ción del lugar que ocupan en el proceso de producción. Por ello, la lu­cha de clases se desarrolla en el ámbito de la política: el Estado es el instrumento político de la clase explotadora para someter a la explo­tada, en el que toda medida política se produce siempre para favore­cer a una clase en perjuicio de la otra.
Estamos ante la estructura ideológica: cada clase social posee una determinada representación de la realidad que se constituye por me­dio de las ideas, representaciones y comportamientos sociales. La ideología de la clase dominante se proyecta sobre toda la sociedad, por lo que se identifica con la forma de pensar de todo el conjunto social: es una representación deformada, mistificada o falseada de la realidad en virtud de dichos intereses de clase, y, así, se convierte en falsa conciencia, falso conocimiento o conocimiento ilusorio de apa­riencias. En definitiva, la ideología está al servicio de la clase social dominante y su principal función es justificar los privilegios sociales, económicos y políticos de esa clase y de evadir a los hombres de la realidad.