EL RACIONALISMO: Contexto hístórico-fílosófico
Contexto hístórico-fílosófico
Es comúnmente aceptado que con el Renacimiento se inicia la época moderna. Desde una perspectiva filosófica puede considerarse come un periodo de transición entre la filosofía de la Edad Media y la filosofía moderna. En este sentido, el Renacimiento significa la vuelta a los orígenes clásicos, que se inicia en Italia y se difunde rápidamente por toda Europa. Sin embargo, en este periodo, en general, no hay ni una cronología ni tampoco unas características definidas: como movimiento de renovación cultural se desarrollan tres corrientes que van a ser definitivas para la Edad Moderna, a saber, el humanismo, la Reforma protestante y el progresivo avance de la ciencia.
La caída de Constantinopla en poder de los turcos, en 1453, se ha fijado tradicional-mente como el final de la Edad Media y el inicio del Renacimiento.
Tradicionalmente se suele establecer el origen de esta amplia etapa en la caída de Constantinopla en poder de los turcos (1453) lo cual significó la definitiva desaparición del Imperio Romano de Oriente, tras la que se produjo una fuga masiva de intelectuales principalmente hacia Italia. El desarrollo del humanismo modificó las condiciones culturales de los siglos anteriores, puesto que se restauraron las lenguas clásicas y se recuperó el importante legado filosófico, literario y científico grecolatino. Un factor fundamental de este movimiento fue la Reforma teológica y del cristianismo, que se convirtió en definitiva con la obra de Erasmo de Rotterdam y de Lutero, los cuales propiciaron la fragmentación del cristianismo en Occidente, después de un largo periodo de guerras de religión, como la Guerra de los Cien Años, que condujeron a la formación y consolidación de los Estados modernos.
En cuanto a las características de la filosofía del Renacimiento, se pueden resumir en una sola: la vuelta a los grandes sistemas clásicos y a una progresiva laicización, en busca de una nueva concepción del hombre y de la naturaleza. Aunque en filosofía no se alcanzaron grandes desarrollos, hay cuatro tendencias sin las cuales no se podría entender esta época: el humanismo, las controversias religiosas, la filosofía política y utópica y el desarrollo de la ciencia.
Es comúnmente aceptado que con el Renacimiento se inicia la época moderna. Desde una perspectiva filosófica puede considerarse come un periodo de transición entre la filosofía de la Edad Media y la filosofía moderna. En este sentido, el Renacimiento significa la vuelta a los orígenes clásicos, que se inicia en Italia y se difunde rápidamente por toda Europa. Sin embargo, en este periodo, en general, no hay ni una cronología ni tampoco unas características definidas: como movimiento de renovación cultural se desarrollan tres corrientes que van a ser definitivas para la Edad Moderna, a saber, el humanismo, la Reforma protestante y el progresivo avance de la ciencia.
La caída de Constantinopla en poder de los turcos, en 1453, se ha fijado tradicional-mente como el final de la Edad Media y el inicio del Renacimiento.
Tradicionalmente se suele establecer el origen de esta amplia etapa en la caída de Constantinopla en poder de los turcos (1453) lo cual significó la definitiva desaparición del Imperio Romano de Oriente, tras la que se produjo una fuga masiva de intelectuales principalmente hacia Italia. El desarrollo del humanismo modificó las condiciones culturales de los siglos anteriores, puesto que se restauraron las lenguas clásicas y se recuperó el importante legado filosófico, literario y científico grecolatino. Un factor fundamental de este movimiento fue la Reforma teológica y del cristianismo, que se convirtió en definitiva con la obra de Erasmo de Rotterdam y de Lutero, los cuales propiciaron la fragmentación del cristianismo en Occidente, después de un largo periodo de guerras de religión, como la Guerra de los Cien Años, que condujeron a la formación y consolidación de los Estados modernos.
En cuanto a las características de la filosofía del Renacimiento, se pueden resumir en una sola: la vuelta a los grandes sistemas clásicos y a una progresiva laicización, en busca de una nueva concepción del hombre y de la naturaleza. Aunque en filosofía no se alcanzaron grandes desarrollos, hay cuatro tendencias sin las cuales no se podría entender esta época: el humanismo, las controversias religiosas, la filosofía política y utópica y el desarrollo de la ciencia.
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