SAN AGUSTÍN Y SU TIEMPO
Contexto sociohistórico de la Patrística
La época anterior al inicio del cómputo cristiano corresponde al desarrollo de la hegemonía romana: entre los siglos III y I a. C. los romanos dominan las zonas del Mediterráneo occidental y oriental, a las que someten a una explotación brutal.
El siglo I es el siglo de la creación del Imperio Romano por el emperador Augusto. Es también el siglo en el que vive Jesucristo, el Mesías cristiano. Su predicación fue esencialmente fructífera en los núcleos urbanos y entre las clases sociales bajas, sobre todo en la zona oriental (Siria, Asia Menor y Grecia) en la que se formaron comunidades cristianas.En los siglos II y II comienza la crisis del Imperio que se hace patente en la presión ejercida sobre las fronteras con los pueblos bárbaros, en el aumento del poder del ejército, en la sustitución de esclavos por colonos, etc. Asimismo, las diferencias entre Occidente y Oriente son cada vez mayores: mientras que Oriente mantiene la economía característica de los anteriores Estados helenísticos, con grandes ciudades como Alejandría, Antioquía o Pérgamo, Occidente no supera una economía agrícola y ganadera. En el siglo IV los emperadores abandonan Roma por Cons-tantinopla y tras la muerte del emperador Teodosio, en el año 392, el Imperio se divide en dos partes: el Imperio Romano de Occidente, que sucumbe al poco tiempo ante la emigración bárbara, y el Imperio Romano de Oriente, que bajo la dirección de Justiniano revive el Mare Nostrum. Pero, sin duda, el hecho histórico definitivo fue el nacimiento del cristianismo, que ofrecía una visión del mundo enteramente nueva.
La época anterior al inicio del cómputo cristiano corresponde al desarrollo de la hegemonía romana: entre los siglos III y I a. C. los romanos dominan las zonas del Mediterráneo occidental y oriental, a las que someten a una explotación brutal.
El siglo I es el siglo de la creación del Imperio Romano por el emperador Augusto. Es también el siglo en el que vive Jesucristo, el Mesías cristiano. Su predicación fue esencialmente fructífera en los núcleos urbanos y entre las clases sociales bajas, sobre todo en la zona oriental (Siria, Asia Menor y Grecia) en la que se formaron comunidades cristianas.En los siglos II y II comienza la crisis del Imperio que se hace patente en la presión ejercida sobre las fronteras con los pueblos bárbaros, en el aumento del poder del ejército, en la sustitución de esclavos por colonos, etc. Asimismo, las diferencias entre Occidente y Oriente son cada vez mayores: mientras que Oriente mantiene la economía característica de los anteriores Estados helenísticos, con grandes ciudades como Alejandría, Antioquía o Pérgamo, Occidente no supera una economía agrícola y ganadera. En el siglo IV los emperadores abandonan Roma por Cons-tantinopla y tras la muerte del emperador Teodosio, en el año 392, el Imperio se divide en dos partes: el Imperio Romano de Occidente, que sucumbe al poco tiempo ante la emigración bárbara, y el Imperio Romano de Oriente, que bajo la dirección de Justiniano revive el Mare Nostrum. Pero, sin duda, el hecho histórico definitivo fue el nacimiento del cristianismo, que ofrecía una visión del mundo enteramente nueva.
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